El pasado viernes arrancaba la segunda edición del D'A 2012. En estas dos primeras jornadas hemos podido ver cuatro películas y a pesar de una jornada inaugural bastante floja, el segundo día el nivel subió bastante. Esperemos que en los días que quedan la calidad de las películas siga mejorando para confirmarlo como un festival con propuestas de calidad.
Os dejamos un vídeo del festival donde se buscan las claves del cine de autor. ¿Depende del dinero? ¿De la personalidad del director? ¿O de como se cuentan las historias? Isona Passola (Pa negre), Angel Sala (Festival de Sitges), Kike Maillo (Eva) o Jaume Ripoll (Filmin), nos aportan su punto de vista. Cada uno entiende el cine de autor a su manera, pero todos coinciden en que se trata de una mirada personal y única.
Un amour de jeunesse de Mia Hansen-Løve
Valoración: 6/10
Mia Hansen-Løve estuvo presente en la edición anterior con Le père de mes enfants y este año es la encargada de inaugurar el certamen. Un amour de jeunesse nos acerca a Camille, una adolescente que se enamora perdidamente de Sullivan, un joven soñador que parte de viaje a Sudamérica para encontrarse a si mismo dejándola abandonada. La distancia hará que se separen y Camille tardará 10 años en superar ese primer amor. La película está narrada de forma directa con saltos temporales para presentarnos la historia al completo.
El gran acierto de Un amour de jeunesse es la forma como narra la melancolía por la pérdida y la superación de esa tristeza que lo inunda todo. El problema es que esa parte es solo el eje central de una película que empieza y termina de una forma mucho menos brillante. Las escenas iniciales, donde Camille está enamoradísima de Sullivan, son tan frías que los espectadores somos incapaces de sentir la más mínima empatía por ellos. Este hándicap se propaga durante todo el metraje, ayudado por la linealidad de su actriz protagonista. Una película muy bonita, muy melancólica, muy francesa y muy sosa. Una lástima.
Hors Satan de Bruno Dumont
Valoración: 4/10
Pocos directores pueden vanagloriarse de haber logrado tres premios en Cannes con una filmografía de tan solo cuatro películas. Con este currículum y con La vida de Jesús en lo alto de nuestra lista de películas pendientes, nos disponíamos a estrenarnos en su filmografía con su última película, Hors Satan. Pese a un arranque prometedor, la película se enreda en su propia autocomplacencia. Dumont nos ofrece unos espectaculares paisajes por los que deambulan dos personajes rodeados por un halo de misterio y con algún tema sobrenatural de fondo.
Poco se puede defender de esta propuesta contemplativa y aburrida. En algunas películas, como la reciente Shame, los silencios explican mucho más que las palabras, pero no es el caso de Hors Satan, donde incluso los escasos diálogos no hacen más que aumentar su gran vacío. Hors Satán tiene algunos puntos en común con Fausto de Sokurov, pero lo que en la película del director ruso son aciertos aquí son traspiés y errores que solo acentúan el tedio en el espectador.
Orson West de Fran Ruvira
Valoración: 7/10
La ópera prima de Fran Ruvira nos lleva al rodaje de un western en los mismos escenarios donde Orson Welles intentó rodar una película del oeste 50 años antes. Orson West es un ejercicio metaligüístico, de cine dentro del cine, a caballo entre la ficción y el documental. Sonia, la actriz protagonista, vuelve a su tierra natal para rodar este western y deberá enfrentarse a historias del pasado. Junto al equipo también encontramos a unos niños del pueblo que descubren el mundo del cine y a unos ancianos que coincidieron con Orson Welles mientras éste hacía localizaciones.
Ruvira estructura su película en varios ejes, de manera que ofrece material para el gusto de un abanico de espectadores. Orson West es una reflexión sobre el paso del tiempo y las experiencias propias, tanto de las personas como especialmente de los lugares. El título y las referencias a Orson Welles son un tremendo macguffin para hablarnos de las tierras del Carche, del desarraigo, de los mitos y de las leyendas, aunque sirve también como un bonito homenaje a las peripecias del genial Orson Welles por nuestras tierras.
Ruvira estructura su película en varios ejes, de manera que ofrece material para el gusto de un abanico de espectadores. Orson West es una reflexión sobre el paso del tiempo y las experiencias propias, tanto de las personas como especialmente de los lugares. El título y las referencias a Orson Welles son un tremendo macguffin para hablarnos de las tierras del Carche, del desarraigo, de los mitos y de las leyendas, aunque sirve también como un bonito homenaje a las peripecias del genial Orson Welles por nuestras tierras.
Snowtown de Justin Kurzel
Valoración: 8/10
Basada en hechos reales, esta durísima película nos vuelve a llevar a una Australia próxima a Animal Kingdom, aunque en esta ocasión se sitúa en Adelaida y no en Melbourne. Una noche Elizabeth deja a sus tres hijos menores a cargo de un vecino para verse con su ex. Al volver descubre que su vecino es un pederasta que ha abusado de los niños. Para protegerlos se pone en contacto con un grupo de vecinos que se dedican a apartar de la sociedad a los pederastas, drogadictos y demás indeseables. Poco a poco se irá involucrando más en este grupo hasta acabar conviviendo con el cabecilla, John, un hombre violento que cambiará la vida de la familia.
Rodada de forma cruda y directa, Snowtown revuelve las entrañas de los espectadores desde la primera escena y no da tregua hasta la última imagen, incrementando el sentimiento claustrofóbico gracias a una banda sonora implacable y machacona. Snowtown es una patada en el estómago que provocó que varias personas abandonasen la proyección a medias por la dureza de algunas escenas. La película cuenta una historia real, aunque podría resultar inverosímil de no ser por las brillantes interpretaciones entre las que destaca Daniel Henshall en el papel de siniestro psicópata. Una película imprescindible para los amantes de las emociones fuertes que se alzó con una mención especial del Fipresci en Cannes y que supone la ópera prima de Justin Kurzel, un director a tener muy en cuenta en el futuro.
Rodada de forma cruda y directa, Snowtown revuelve las entrañas de los espectadores desde la primera escena y no da tregua hasta la última imagen, incrementando el sentimiento claustrofóbico gracias a una banda sonora implacable y machacona. Snowtown es una patada en el estómago que provocó que varias personas abandonasen la proyección a medias por la dureza de algunas escenas. La película cuenta una historia real, aunque podría resultar inverosímil de no ser por las brillantes interpretaciones entre las que destaca Daniel Henshall en el papel de siniestro psicópata. Una película imprescindible para los amantes de las emociones fuertes que se alzó con una mención especial del Fipresci en Cannes y que supone la ópera prima de Justin Kurzel, un director a tener muy en cuenta en el futuro.
