lunes, 29 de abril de 2013

D'A 2013: Nueva autoría low cost, BCN vs MAD







Uno de los máximos alicientes del Festival de Cinema d'Autor es la gran presencia de nuevos autores de la escena nacional. El certamen barcelonés apuesta desde su primera edición por los talentos emergentes, tanto catalanes como del resto del territorio español. De esta forma el D’A se consolida como termómetro de los nombres a tener en cuenta y de las modas en la autoría nacional. Entre las cintas seleccionadas para esta edición detectamos una clara tendencia a distanciarse de la narración de ficción tradicional para romper la distancia entre el creador y su obra. En el cine de autor el director siempre es la estrella, pero en estos casos aún va más allá y se erige como gran protagonista a través de un ejercicio de metacine a caballo entre la realidad y la ficción, entre la autoría y el protagonismo. De esta forma en Otel.lo de Hammudi Al-Rahmoun Font o Mapa de León Siminiani el propio director es protagonista de la película, mientras que en Mi loco Erasmus de Carlo Padial o Los ilusos de Jonás Trueba los protagonistas son una especie de alter ego de sus realizadores.

En este sentido Jonás Trueba emula de forma evidente al gran binomio François Truffaut - Antoine Doinel, un magnífico personaje de ficción que representaba al propio director dentro de la pantalla: una aventura que comenzó con Los 400 golpes y terminó cuatro películas después con El amor en fuga. Los ilusos parte de esa idea para homenajear no solo a Truffaut sino a la Nouvelle Vague en general. Su preciosa fotografía en blanco y negro, su presunto nihilismo existencialista o la supuesta historia de amor ha calado tan hondo en algunos sectores que la consideran poco más que una maravilla. Otros simplemente la vemos como una copia efectista de clichés de épocas doradas con referencias vacías a Robert Bresson o Jacques Rivette en un ejercicio de pose, de modernidad mal entendida. Los ilusos junta imágenes aparentemente reales de un cineasta y su entorno para construir un retrato de amor al cine. El resultado es un ejercicio presuntuoso y aburrido donde la historia, que a unos les puede parecer magnífica y a otros pedante, termina por enredarse tanto como la cinta VHS con la que juega la niña pequeña del poster al final de la película.



Siguiendo con esta modernidad heredera de Truffaut que tanto se lleva en Madrid, Mapa de León Siminiani nos plantea un ejercicio diferente pero con muchos puntos en común. En este caso el autor deja de lado la ficción para ofrecernos un diario de viaje en primera persona. Este itinerario se inicia en Madrid con destino a la India, pero una vez llegamos allí nos damos cuenta que el viaje que Siminiani nos ha preparado no es esa ruta turística que esperábamos, sino un viaje emocional. El autor se desnuda ante nosotros para explicarnos su historia de amor y desamor con Luna, pero de nuevo vuelve a darle la vuelta. Cuando ya estamos convencidos de estar ante ese viaje sentimental nos percatamos que en realidad Mapa es una carta de amor al cine que cuenta con múltiples homenajes entre los que destaca la omnipresente figura de Truffaut. Siminiani usa prácticamente todos los recursos cinematográficos que ha aprendido a lo largo de su vida en un error típico de muchos autores noveles que sobrecargan sus óperas primas para demostrar todo su conocimiento. Un ejercicio arriesgado e interesante que pierde frescura por culpa de un texto extremadamente trabajado y que pierde realismo al intentar recuperar esa frescura mediante una narración en off grabada de forma torpe, como si las palabras se inventasen sobre la marcha.


En contraposición a la tendencia franco-cinéfila de Madrid, los nuevos autores de Barcelona juegan a reinventar, tomando origines más diversos, con la intención de ser über modernos, esos que incluso critican a los que siguen las modas. Mi loco Erasmus es un claro ejemplo de esta tendencia, una cinta de post-humor que usa las mismas cartas que critica en un ejercicio arriesgado y muy al límite. Partiendo de una premisa similar a Exit throught the gift shop de Banksy, Carlo Padial nos plantea un mockumentary sobre el proceso creativo a través de un personaje incluso más looser que Mr Brainwash. Así asistimos a la odisea de este pobre diablo durante el rodaje de un documental creativo y low-cost, alejado del documental social tan consagrado en España. Mi loco Erasmus empieza de forma brillante y va mutando del documental a la ficción entre la fascinación, la torpeza y el estupor, y aunque consigue esquivar el cansancio que suele provocar tanto giro argumental, termina lastrado por un excesivo metraje. 


Por su parte la versión de Otel.lo de Hammudi Al-Rahmoun Font sigue la premisa barcelonesa de picotear de muchas fuentes. Así parte de una obra del dramaturgo universal por excelencia, sigue el camino marcado por los hermanos Taviani en su extraordinaria César debe morir y actualiza y reinventa la obra original llegando a hacer desaparecer (o no) al personaje central. En esta versión de la tragedia del moro de Venecia no asistimos a la representación de la obra sino a su rodaje, tal y como ocurre con las otras tres películas comentadas con anterioridad. El director, alumno del Escac, el centro neurálgico de las nuevas generaciones de cineastas catalanes, llega hasta el mismo centro de la obra de Shakespeare y como si de una suerte de Ferran Adrià cinéfilo se tratase la disecciona y reconstruye para ofrecernos una fascinante y sorprendente visión de todo un clásico. Una obra imprescindible que se sitúa desde su visionado entre lo mejor del festival.


Las cuatro películas han tenido recepciones dispares, posiblemente marcadas por el origen del espectador, que entiende la modernidad según su entorno. Al margen de gustos, se hace evidente que nos encontramos ante una generación que no sabe entender la vida sin el mundo audiovisual y para los que el proceso creativo es algo tan natural que forma parte de la vida y de sus argumentos. Un cine de autor low cost que define a una nueva generación de autores que da carpetazo a los anteriores cineastas de Madrid (Amenábar o de la Iglesia) y Barcelona (Balagueró o Coixet).

2 comentarios:

  1. Sin duda este cine de autor Low cost va a dar mucho de que hablar. No he viso aún ni Mapa, ni Los ilusos.
    Otel.lo, pese a una premisa algo inocente, me gusta bastante y es aire fresco.
    El Mi loco erasmus no logré entrar nunca y pese a dos escenas en que me reí, me pareció una estupidez y me aburrí.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Buenas David!

      Esperemos que sí que den mucho de que hablar y esperemos que sea para bien.

      Mi favorita y muy de lejos es Otel.lo. Con Mi loco Erasmus me lo pasé bien, aunque te entiendo perfectamente y las otras dos me gustarían mucho más si no pretendiesen demostrar cuanto saben. A ver si en las próximas pelis dejan de lado esas clases de nouvelle vaguye para demostrar que son buenos, porque apuntan maneras

      Un abrazo!

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