viernes, 3 de mayo de 2013

D'A 2013: Cine de los márgenes


Salvo contadas excepciones como las obras de Michael Haneke o Wes Anderson, las películas autorales no suelen llegar al gran público. El cine de autor se convierte así el cine de los márgenes, pero no solo por su escasa difusión sino también por retratar otras realidades, alejadas del cine mainstream y cómodo, y por apostar por historias o personajes más marginales. Por si estos dos motivos no fuesen suficientes para proclamar esta marginalidad, el cine de autor presenta además otro rasgo diferencial respecto a las películas más comerciales: su arriesgada factura que lo aleja de los cánones marcados por la industria de Hollywood.

Gracias al D'A estos últimos días hemos podido disfrutar de cine de autor de gran calidad en Barcelona en una edición que ha presentado, como era de esperar, una cuidada selección. Entre las películas proyectadas encontramos claros ejemplos de los tres argumentos citados. La pirogue sería sin lugar a dudas el máximo exponente de ese cine que no encuentra pantallas donde proyectarse, ya que éstas son tan inaccesibles para el cine africano como las costas europeas para sus habitantes. De todas maneras, como los temas de difusión nada tienen que ver con la autoría, nos centraremos en el argumento y el estilo y en como uno se refleja en el otro.

Tower


Entre los personajes marginales de esta edición encontramos de muchos tipos, desde loosers irremisibles o inadaptados sociales hasta personas que han nacido en un entorno o cuerpo equivocado. Tower de Kazik Radwanski nos presenta al típico perdedor, ese que Todd Solondz suele poner al frente de sus historias, y que oscila entre el patetismo y la vergüenza ajena. A pesar de un par de escenas brillantes como cuando él mismo muestra los escasos segundos de la animación que ha realizado a sus únicos espectadores (unos amigos de sus padres), la película divaga y termina por aburrir debido a su estructura reiterativa y falta de originalidad. Durante todo el metraje la cámara acompaña al protagonista, pegada a su cuerpo, para que vivamos de cerca sus fracasos y su miseria, de la misma forma que ya vimos en Boy eating the birds food.

Frances Ha


Siguiendo con los perdedores pero en clave completamente diferente también hemos podido disfrutar de Frances Ha de Noah Baumbach, una magnífica ración de cine indie newyorker con un fino sentido del humor. Frances es la típica joven norteamericana que viaja a NY con la intención de ser artista, en su caso bailarina, que ve como sus opciones para triunfar en el mundo de la danza se disipan al mismo tiempo que su mejor amiga abandona el piso que comparten dejándola de patitas en la calle e iniciando una ruptura prácticamente sentimental. Esta bailarina tan naif como luchadora se enfrenta a situaciones adversas con positivismo en medio de encuentros, desencuentros, disputas y reconciliaciones con su mejor amiga. Como no podía ser de otra forma, este hilarante y veraz canto a la amistad está rodado en un clásico B/N cercano al cine del Woody Allen al que nos evoca aunque ofrece un montaje mucho más moderno para hacerse eco de los hipsters que habitan su universo.

Laurence Anyways


Xavier Dolan también ha estado presente en el D'A con Laurence Anyways, otra historia de amor, peleas, separaciones y reencuentros pasionales entre personajes que habitan esos margenes de la sociedad. Laurence es un profesor de instituto que, en plena década de los 90, cansado de engañarse a si mismo y al mundo decide empezar a vivir como se siente, como una mujer. Esta mujer atrapada en un cuerpo que no siente tendrá que luchar contra los prejuicios sociales, pero su determinada decisión la pondrá además ante una situación imposible: ¿que ocurrirá con la relación perfecta que mantiene con su novia? Dolan nos ofrece un relato sincero y emotivo sobre dos personajes que viven una apasionada historia de amor al límite. Laurence anyways contiene algunas de las imágenes más bellas y poéticas que hemos visto en mucho tiempo y la que en nuestra opinión es la mejor interpretación del D'A, la de Suzanne Clément. Una película excesiva, tierna, bestial, humana y magnífica como la historia que retrata y que solo tiene un punto de flaqueza que la aparta de ser una obra maestra, su excesivo metraje.

A última vez que vi Macau


Mucho más intimista resulta A última vez que vi Macau de João Pedro Rodrigues y João Rui Guerra da Mata que nos lleva de viaje a la famosa ex-colonia portuguesa en China donde un hombre regresa para investigar la desaparición de Candy, una drag queen con la que vivió allí unos años antes. La propuesta comienza como un docudrama, pasa por el noir y termina como una película de ciencia ficción distópica. A última vez que vi Macau es seguramente la cinta más especial y personal de las que hemos podido disfrutar estos días en cuanto a realización ya que está planteada como un inmenso fuera de campo donde no vemos a los personajes sino imágenes de la ciudad, en una acertada decisión que además de permitir ahorrar en costes provoca fascinación e intriga.

The imposter


Antes de cerrar este repaso a algunos de los seres marginales que han pasado por el D'A queremos recordar dos cintas que vimos en otros festivales y que también se han proyectado durante estos días en el certamen barcelonés. Los chicos del autobús The we and the I de Michel Gondry representan a toda una generación de adolescentes americanos sin futuro ni objetivos que viven en barrios marginales donde la vida puede terminar de la forma más estúpida y repentina. Un cambio de registro del que en su día fue chico prodigio francés, más juvenil y adaptado a los gustos de sus protagonistas, que pese a su frescura no ha terminado de convencernos. En cambio, The imposter, el documental de Bart Layton, se ha convertido en una de nuestras películas favoritas gracias a su habilidad para acercarnos a esta sorprendente historia con un gran sentido del ritmo y del humor. Un documental imprescindible sobre un chico americano desaparecido que reaparece en Linares varios años después y que demuestra una vez más que el cine de autor o los documentales no están reñidos con el divertimento y que pueden ser tan accesibles para todos los públicos como el más taquillero de los blockbusters.

2 comentarios:

  1. Tengo aún pendiente The Imposter y me he quedado muy con las ganas de Frances Ha, que le vamos a hacer. Por lo demás coincido bastante con vuestras valoraciones.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Buenas!

      Te recomiendo especialmente la primera

      Un abrazo!

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