Las ventajas de ser un marginado

Título original: The perks of being a wallflower
Año: 2012
Pais: USA
Director: Stephen Chbosky
Guión: Stephen Chbosky
Basado en: The perks of being a wallflower de Stephen Chbosky
Intérpretes: Logan Lerman, Emma Watson y Ezra Miller
Fotografía: Andrew Dunn
Música: Michael Brook
Montaje: Mary Jo Markey

Web: http://perks-of-being-a-wallflower.com/
Valoración: 8/10

El túnel del tiempo

Hay momentos en la vida que sin darnos cuenta marcan nuestra existencia, situaciones que desearíamos olvidar y sensaciones que nos gustaría revivir una y otra vez. La adolescencia, intensida y llena de descubrimientos, es seguramente la etapa vital que más recuerdos inolvidables atesora. Este hecho no es ajeno al cine y existen multitud de películas que retratan esa época con mayor o menor acierto. La mayoría de aproximaciones son subproductos teen de usar y tirar dirigidos a los adolescentes del momento. De todas maneras, algunas obras como El club de los poetas muertos o C.R.A.Z.Y. -cada uno tiene su lista-, van más allá y consiguen destacar fuera de las fronteras del producto standard adolescente. Las ventajas de ser un marginado entra directamente en este selecto grupo, no solo por su forma y fondo, sino especialmente por hacer foco en la actual generación de treitañeros.

El inconfundible sonido de una máquina de escribir que se transforma en un tema de 1989 de The Samples; el fondo negro de los títulos de crédito que da paso al interior de un túnel que vemos desplazarse hacia atrás. Charlie, un quinceañero americano de clase media, empollón, introvertido y solitario, que escribe una carta a un amigo imaginario para compartir sus miedos y esperanzas ante el primer día de instituto. Con este inicio queda claro que nos encontramos ante un viaje nostálgico y emocional que nos llevará de vuelta a nuestra adolescencia, a principios de los 90. Charlie, que está pasando por un túnel personal del que no ve salida, se acerca a Patrick, un estudiante que pese a estar en último curso es objeto constante de burlas. Desde ese instante todo cambiará y Charlie pasará a formar parte del grupo de freaks del instituto, esos outsiders a quienes todos desprecian que comparten un universo perfecto donde nuestro protagonista encontrará no solo una familia sino también el amor de su vida, Sam.

De la mano de estos tres adolescentes nos adentraremos en la nostálgica generación-X, marcada por El guardián entre el centeno, los vinilos y las cintas de cassette que usábamos para decir aquello que no nos atrevíamos a expresar con palabras. Una época donde la música era un símbolo de identidad y donde descubrir el nombre de esa canción que nos volvía locos se convertía en un momento mágico. Stephen Chbosky, que autoadapta y dirige su primera novela es consciente de ello, y hace alarde de todo un arsenal acústico para ese viaje en el tiempo con temas inolvidables de Cracker, The Smiths, Sonic Youth y especialmente el Heroes de Bowie o las canciones de The rocky horror picture show, la película que transcendió la pantalla convirtiendo sus pases en celebraciones de lo diferente. Y es precisamente en la celebración de lo diferente donde Las ventajas de ser un marginado encuentra su público, esos adolescentes de los 90 que se sentían distintos y buscaban su lugar en el mundo, esas pequeñas islas donde descubrir el amor, el sexo o dar el primer beso. En esa misma línea la película afronta temas delicados como el sexo adolescente, la homosexualidad, las drogas o el maltrato con la misma naturalidad con las que las vivió esa generación, sin juicios de valor ni lecciones moralizantes.

Uno de los mayores aciertos de la película son sus personajes perfectamente construidos, no solo sobre el papel, con detalles complejos y atractivos que los dotan de vida propia y los hacen creíbles, sino también a nivel interpretativo gracias a la naturalidad y química de los actores. Logan Lerman, resulta un perfecto Charlie, sensible y lleno de fragilidad e inseguridad; Emma Watson logra que nos olvidemos de Hermione Granger; y Ezra Miller, que amplía su abanico interpretativo, confirma esa capacidad innata para robar planos por doquier que ya demostró ante toda una veterana como Tilda Swinton en Tenemos que hablar de Kevin.

De la misma forma que sus protagonistas, la propia película tiene que luchar contra los prejuicios. Su envoltorio de película teen hará que muchos no se atrevan a adentrarse en este túnel del tiempo, pero quienes inicien este ejercicio de nostalgia descubrirán una comedia indie con tintes de drama tan imperfecta, entrañable y especial como la propia adolescencia que radiografía con acierto. Una película honesta y sincera con una puesta en escena natural y sin grandes alardes que le restarían frescura y realismo. Absolutamente recomendable e imprescindible para todos los "seres invisibles" que en algún momento de su adolescencia se han sentido infinitos, ni que sea por un momento efímero o por un solo día tal y como reza el Heroes de Bowie.

Lo mejor: La construcción de personajes

Lo peor: ¿Alguien se cree que no conociesen Heroes de David Bowie?