También la lluvia

Año: 2010
País: España
Dirección: Icíar Bollaín
Guión: Paul Laverty
Intérpretes: Gael García Bernal, Luis Tosar y Karra Elejalde
Fotografía: Alex Catalán
Música: Alberto Iglesias
Montaje: Ángel Hernández Zoido

Web: http://www.tambienlalluvia.com/
Valoración: 7/10

También la lluvia es una película de cine dentro del cine, pero también es un drama social y, por encima de todo, una película arriesgada. La nueva cinta de Icíar Bollaín, candidata a representarnos en la próxima ceremonia de los Oscar, nos ofrece tres películas en una.

El hilo conductor de las tres historias es el rodaje en Bolivia de la llegada de Colón al Nuevo Mundo, la segunda de las tres historias de la película. Su director, el idealista Sebastián, interpretado por Gael García Bernal, pretende hacer justicia, demostrando que Colón era un déspota explotador que sólo pretendía hacerse rico con el oro y el tráfico de esclavos mediante la explotación a los indígenas. En contraposición a Sebastián, el productor Costa, interpretado por Luis Tosar, habitual en casi todas las películas de Bollaín, decide rodar en Bolivia, el único país de Sudamérica que no tiene mar, para ahorrase dinero explotando a los indígenas. Junto a ellos, el resto del equipo de rodaje nos explica su forma de ver el mundo y cómo se identifican con sus personajes en la ficción: Los actores que interpretan a los curas Bartolomé de las Casas y Antonio de Montesinos (interpretado por el omnipresente Raul Arévalo) son dos idealistas que sienten simpatía por los bolivianos, mientras que Antón (un recuperado Karra Elejalde), interpreta al Colón más feroz que recordamos y es una persona de dudosa conciencia.

La historia principal, la guerra del agua de Bolivia, estalla a medio rodaje. En esta guerra que ocurrió en Cochabamba en el año 2000, los indígenas lucharon sin armas para evitar la privatización del agua contra un ejercito organizado. Esta lucha sirve para demostrar que 500 años después, el mundo sigue igual y que los poderosos siempre buscan la forma de vivir mejor explotando y sometiendo a los menos afortunados, en esta ocasión luchando por el agua, el oro del siglo XXI.

Este punto de inflexión que supone la guerra, sirve para que cada uno de los personajes se desnude y nos muestre como es en realidad, más allá de sus palabras, demostrando que todas las personas tienen una cara y una cruz.

También la lluvia, película que iba a rodar Iñárritu antes de abandonarla para encargarse de Biutiful, es además un homenaje al cine. No sólo por mostrarnos el cine dentro del cine, como ya hicieron antes películas como La noche americana, Cautivos del mal o uno de sus grandes referentes, Ararat, sino por estar plagada de homenajes desde ese principio calcado a La dolce Vita.

Lo mejor: La forma de mezclar pasado y presente, ficción y realidad

Lo peor: Pese a tener muy buenos ingredientes, no será la película del año para nadie